Mientras que los Kansas City Chiefs han tenido poco éxito en la era de los Super Bowls, los San Francisco 49ers buscan empatar a los Pittsburgh Steelers y New England Patrios con su sexto Trofeo Lombardi. A diferencia de Patriots y Steelers, no obstante, los Niners no han sido campeones desde la temporada 1994. Esa racha terminará este año si muestran el nivel que han mantenido a lo largo de la campaña.
Con una defensiva dominante y uno de los mejores ataques terrestres de la actualidad, los 49ers parecen tener la mesa puesta para romper el ayuno y devolver la alegría a la bahía californiana.
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La defensa es sólida en todas sus líneas
Es una máxima de la NFL que la ofensiva vende boletos y la defensiva gana los campeonatos, Aunque con el tiempo se ha equilibrado el dominio en ambos lados del balón, la realidad es que una defensa dominante suele imponer condiciones ante un ataque destacado en juegos de eliminación… y la defensiva de los 49ers simplemente ha sido impresionante. Además de finalizar la campaña regular como la segunda mejor unidad de la NFL, con 281.8 yardas permitidas por partido.
Nick Bosa, DeForest Buckner, Solomon Thomas, Dee Ford y Arik Armstead son capaces de presionar al quarterback rival en cualquier jugada. Bosa tiene el talento para ser un jugador generacional y ha pagado dividendos como el segundo jugador seleccionado en el Draft de esta temporada. En el cuerpo de los linebackers, Dre Greenlaw, Fred Warner y Kwon Alexander son de los mejores tacleadores de la NFL. Además, los tres son capaces de cubrir todo el terreno.
Pero es en la secundaria donde radica el liderazgo, en particular en la forma de Richard Sherman. Con experiencia de un par de Super Bowls durante su época en los Seattle Seahawks, Sherman sigue siendo uno de los mejores esquineros en cobertura hombre a hombre, mientras que su liderazgo vocal es ampliamente reconocido.
En playoffs, la unidad despedazó de los Minnesota Vikings, cediendo solo un touchdown en una caída del esquinero, mientras que los Green Bay Packers solo pudieron anotar cuando el partido ya estaba definido. Si alguien puede frenar a los Chiefs lo suficiente para sacar provecho de su ventaja, ese es San Francisco.
El mejor balance de la temporada
A pesar de enfrentar una segunda mitad del calendario brutal, los 49ers no perdieron el paso y sus 3 derrotas en la temporada llegaron en la última jugada del partido. A diferencia de algunos equipos que suelen tener altas y bajas muy pronunciadas, los Niners simplemente fueron consistentes y, salvo tal vez la derrota ante los Atlanta Falcons (equipo que cerró fuerte la temporada), no dejaron escapar partidos de mala manera.
Por otra parte, fueron capaces de vencer a los New Orleans Saints y Seattle Seahawks como visitantes, despedazaron a los Green Bay Packers en dos ocasiones (una de ellas en el Juego de Campeonato de la Conferencia Nacional) y cayeron apenas por un gol de campo ante los Baltimore Ravens, también en calidad de visitante. Su cuerpo de trabajo también incluye victorias sobre contendientes a playoffs como los Pittsburgh Steelers y Los Angeles Rams.
La ofensiva de los Niners es eficiente
Definitivamente no es el ataque más espectacular que estará presente el domingo en Miami, sin embargo, los 49ers cuentan con una ofensiva menospreciada. Artífice de la ofensiva explosiva de los Atlanta Falcons que llegaron al Super Bowl en 2016, Kyle Shanahan es reconocido como un genio ofensivo, y ha encontrado la manera de sacar provecho de su roster con un ataque terrestre totalmente opuesto a la ofensiva rápida de los Falcons.
Raheem Mostert viene de establecer una marca de la franquicia en postemporada con 200 yardas por tierra, mientras que Tevin Coleman y Matt Breida también corren bien el balón. Greg Kittle es tal vez el ala cerrada más completo de la NFL, mientras que Jimmy Garoppolo tal vez no sea el renacimiento de Tom Brady (ni siquiera de Matt Ryan), pero sabe ejecutar el plan de juego a la perfección.
Si los Niners corren el balón y convierten sus oportunidades en puntos, en especial temprano en el partido, podrán manejar el ritmo de juego y limitar las opciones ofensiva de Kansas City, algo que pueden aprovechar con el personal defensivo que poseen.
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